domingo, 1 de junio de 2008

Fragmento:



A orillas del río Piedra me senté y lloré. Cuenta una leyenda que todo lo que cae en las aguas de este río —las hojas, los insectos, las plumas de las aves— se transforma en las piedras de su lecho. Ah, si pudiera arrancarme el corazón del pecho y tirarlo a la corriente; así no habría más dolor, ni nostalgia, ni recuerdos.
A orillas del río Piedra me senté y lloré. El frío del invierno me hacía sentir las lágrimas en el rostro, que se mezclaban con las aguas heladas que pasaban por delante de mí. En algún lugar ese río se junta con otro, después con otro, hasta que —lejos de mis ojos y de mi corazón— todas esas aguas se confunden con el mar.
Que mis lágrimas corran así bien lejos, para que mi amor nunca sepa que un día lloré por él. Que mis lágrimas corran bien lejos, así olvidaré el río Piedra, el monasterio, la iglesia en los Pirineos, la bruma, los caminos que recorrimos juntos.
Olvidaré los caminos, las montañas y los campos de mis sueños, sueños que eran míos y que yo no co­nocía.
Me acuerdo de mi instante mágico, de aquel mo­mento en el que .un «sí» o un «no» puede cambiar toda nuestra existencia. Parece que sucedió hace tan­to tiempo y, sin embargo, hace apenas una semana que reencontré a mi amado y lo perdí.
A orillas del río Piedra escribí esta historia. Las manos se me helaban, las piernas se me entumecían a causa del frío y de la postura, y tenía que descansar continuamente.
—Procura vivir. Deja los recuerdos para los viejos —decía él.
Quizá el amor nos hace envejecer antes de tiempo, y nos vuelve jóvenes cuando pasa la juventud. Pero ¿cómo no recordar aquellos momentos? Por eso es­cribía, para transformar la tristeza en nostalgia, la so­ledad en recuerdos. Para que, cuando acabara de contarme a mí misma esta historia, pudiese jugar en el Piedra; eso me había dicho la mujer que me acogió. Así —recordando las palabras de una santa— las aguas apagarían lo que el fuego escribió.
Todas las historias de amor son iguales.

2 comentarios:

Carolina Manriquez Feres dijo...

Carolina:

Tu trabajo es sobresaliente. Una cualidad inherente a tu persona. Sea que te lo propones o que te fluye, tu manera de ser y hacer, deja en nossotros los adultos -y profesores más encima- un gusto dulce al ver una jovencita tan inteligente, madura y profunda, con muchas ganas de aprender y capaz de enseñar aún más.

Lo que te ha convertido en lo que eres, puede ser un tanto doloroso. pero cada evento de tu vida, te está curtiendo como se hace con una fina piel, que se destina al más nobre de los objetos...

Me siento orgullosa y agradecida.

Un abrazo.

Tu trabajo ya ha sido evaluado.
Revisa el blog del curso, por favor.

cami dijo...

hola carito te felicito por tu blog y que hayas terminado el libro
se nota muy interesante y la profe quedo contenta se nota tu inteligencia...

ya chao nos vemos